El Día Internacional de la Mujer, conmemora la lucha de las mujeres para lograr la igualdad de derechos y oportunidades en el mundo.
La primera celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora tuvo lugar el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, y su conmemoración se ha venido extendiendo, desde entonces, a numerosos países.
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró 1975, Año Internacional de la Mujer y en 1977 invitó a todos los Estados a declarar, conforme a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
En 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, se reiteró la demanda de sufragio universal para todas las mujeres y, a propuesta de Clara Zetkin, se proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
La propuesta de Zetkin fue respaldada unánimemente por la conferencia a la que asistían más de 100 mujeres procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas para el parlamento de Dinamarca.
El objetivo era promover la igualdad de derechos, incluyendo el sufragio para las mujeres.
Además de Clara Zetkin hay que señalar los nombres de otras pioneras en la reivindicación de los derechos de las mujeres como Rosa Luxemburgo, Aleksandra Kolontái, Nadezhda Krúpskaya e Inessa Armand.
Y en este 2017 se cumplen 86 años desde que otra mujer, Clara Campoamor, consiguió la dignidad de ciudadanas para las españolas en la Constitución de 1931, a través del reconocimiento del derecho al sufragio.
Aún hoy, hay países en los que a las mujeres se les niega ese derecho político fundamental.
Necesitamos hacer esta introducción histórica, porque son muchas personas las que se preguntan, ¿por qué un día de la mujer?
Por muchas razones.
En la historia de la humanidad, las mujeres han sido relegadas a un segundo plano, e invisibilizadas en ámbitos como la ciencia, las artes, la literatura, la escritura, la filosofía, …
En los libros de texto, apenas aparecen referentes femeninos, y no porque no los haya, sino porque la desigualdad en las oportunidades y el acceso a las mismas no lo ha permitido.
En el mundo, las mujeres sufren la opresión de muchas formas, la violencia machista, la trata de mujeres y niñas, los matrimonios conveniados, la ablación. Mujeres y niñas y niños que sufren la violencia sexual en los conflictos bélicos.
En España, nos preocupa la brecha salarial entre mujeres y hombres, la desigual distribución de las cargas y responsabilidades familiares, la poca presencia de mujeres en ámbitos de decisión como las finanzas, la política o el ámbito judicial.
Y el gravísimo problema de la violencia de género. 20 mujeres asesinadas en lo que va de año. Y sus hijos e hijas.
En el ámbito de lo social, dónde hay mayoría de mujeres trabajadoras que se dedican a profesiones de ayuda, no debemos olvidar que corresponde también a patrones de género, arraigados culturalmente al rol de la mujer como “cuidadora”.
Y a pesar de ello, en el ámbito de las adicciones en España, y según el estudio MUJERES Y USO DE DROGAS, elaborado por el Instituto de la Mujer- Ministerio de trabajo y asuntos sociales/ Ministerio de sanidad y consumo-, “los tratamiento de atención a las personas drogodependientes están enfocados desde la perspectiva masculina, por el hecho de que las investigaciones y estudios sobre drogas, que generaron posteriormente los programas de tratamiento, se basaron en perfiles de consumidores masculinos”.
Citamos textualmente:
“Los escasos trabajos realizados en España, contrastan con la abundante literatura científica de ámbito internacional sobre drogodependencias que aborda problemáticas específicas de las mujeres.
Si bien, se aprecia un incremento constante de mujeres con usos problemáticos de drogas, numerosos estudios que analizan las diferencias por sexo de las personas en tratamiento, indican una mayor prevalencia de los varones. Al analizar los motivos de la menor presencia de mujeres, refieren la influencia del modelo de tratamiento y la tendencia de las mujeres a acudir más a los servicios de salud que a los dispositivos específicos sobre drogodependencias”.
Desde Proyecto Hombre, estamos en la constante reflexión sobre el papel que jugamos los y las profesionales en el tratamiento, siendo conscientes que la educación recibida y nuestras propias percepciones sobre los roles de género, influyen en la relación que establecemos con las personas a las que ayudamos.
Nuestros centros, suelen estar dirigidos por mujeres, además con alta cualificación profesional y experiencia, y sin embargo, a lo largo de los años no hemos podido evitar la “masculinización” de los mismos, debido también al mayor porcentaje de hombres usuarios que de mujeres usuarias.
Por ello, nos preocupa seguir reproduciendo estos patrones masculinizados, y desde hace años, estamos introduciendo acciones diferenciadas en la intervención desde la perspectiva de género en los tratamientos:
Atendiendo a Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres que estipula que las políticas, estrategias y programas de salud integrarán, en su formulación, desarrollo y evaluación las distintas necesidades de mujeres y hombres y las medidas necesarias para abordarlas adecuadamente.
LA PERSPECTIVA DE GÉNERO en la atención a de las adicciones sigue siendo fundamental, para facilitar a las mujeres el acceso a los recursos de manera igualitaria.
La invisibilidad de las mujeres en los recursos sociosanitarios, así como al uso o acceso a los mismos, unido a aquellas que además tienen cargas familiares, y que no cuentan con apoyo para poder iniciar un tratamiento.
Más del 70% de las mujeres que acuden a nuestro recurso han sufrido episodios de violencia de género, situación que las ha llevado al consumo y que implica un factor más de riesgo de exclusión social.
Muchas se han visto obligadas a ejercer la prostitución para financiarse el consumo por sus propias parejas, y otras situaciones dolorosas que han marcado su autoestima y su forma de entender las relaciones personales.
Pero no por ello queremos excusarnos, sino plantear una realidad compartida por todos los recursos sobre drogodependencias, y siendo conscientes de ella, abordar la situación para:
·Trabajar por el estudio de las adicciones desde la perspectiva de género
·Contemplar los elementos diferenciadores de género en el diseño de marcos teóricos, programas y proyectos
·Contribuir para superar la “invisibilidad” del consumo de drogas en mujeres
·Facilitar el acceso a los recursos de atención de adicciones a las mujeres drogodependientes
·Adaptar los servicios de atención: flexibilidad de horarios, recursos de apoyo alternativo para las mujeres víctimas de violencia, recursos de alojamiento alternativos para mujeres con hijos/as a su cargo, etc.
·El reciclaje y la formación en perspectiva de género a nuestros/as profesionales
·El cuidado del lenguaje: utilizar el lenguaje inclusivo en todos nuestros textos, documentos, etc.
·La elección y el diseño de herramientas terapéuticas teniendo en cuenta las diferencias en cuanto a patrones de consumo entre hombres y mujeres: elección del tipo de entrevistas, organización de actividades de los centros, distribución de roles en los centros residenciales, etc.
·Diseñar actividades grupales específicas para mujeres en los centros: grupos de autoayuda, temáticas específicas de mujer, etc.
·Formación y sensibilización interna: personal voluntario, contratado y personas usuarias y sus familias
·Eliminación de estereotipos acerca del género
En este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos solidarizarnos con todas las mujeres y niñas que se encuentran en situaciones violentas y crueles, y seguir avanzando para alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades.